
Ramón Querales. Fotografía: Oscar Arria, MPPC
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¿Para dónde vas, Ramón? ¿A quién dejas custodiando tus noches, esas que te brillaban en pleno día? ¿De qué manera hoy regresas «al útero terrible/que no expulsa»? Nos dejas aquí, aullándote, como si en tu vuelo detuvieras nuestro tiempo en una luna, inventada por ti, en las habitaciones de tus viajes. Me dejas en el cielo de la boca un desconsolado sabor. Y recuerdo que antes de atreverme a mojar mi pluma para rasguñar el verso, ya tus voces me sonaban en el centro del pecho, me daban destello, linterna eterna para caminar, con paso de equilibrista, sobre mis letras, ahora más temblorosas por este repentino sin ti. 23 de octubre de 2015
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Poema de Ramón Querales
Del poemario: Habitación de olvido.
_____________________ A Yaya Andueza
giré por la eternidad
pero no comencé el giro
alcancé la luz
sobrepasé su viaje
me mantuve
en los espejos azules del planeta
donde reposan sus términos
navegué todas las maneras de morir
hasta la vida absoluta
reconstruí mi espíritu
donde el tiempo se ovilla y gruñe
como un pequeño tigre
envejecí eternamente
me arriesgué contra el miedo
el torrente anegaba de banda a banda
mi oscura cuenca
luché contracorriente
abrí otros cauces
devasté bosques
levanté piedras
organicé caramas
me puse terrible
las aguas me arrastraron
me llevaron al fondo
y aquí
en el río que soy
yazgo
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Antes que el hombre nombrara
a través del caos
las cosas disonantes de la creación
existía la armonía
El cielo y la tierra cruzaban sus mensajes
de fuego
uno al otro comunicaban sus fiestas
dolores y lamentos
Para nada había obstáculos
conversaban y se entendían perfectamente
Todo era hábil
Todo extendía su propio peso
su real valor
Sin miedo lo inútil se sabía en descanso
de la materia
luego
según la rueda perfecta de la fortuna
vivía su turno
Lo muerto no sufría
retornaría poco después
y lo vivo soportaba el vivir
pronto vendría el descanso natural
Antes que el pensamiento
creara la muerte
mucho antes que el hombre pensara
en el término de las cosas
y el caos abandonara su misión verdadera
todo era perfecto
todo era irrupción
azar
La última vez que hablé con Eleazar León fue en el Gran Café de Sabana Grande a mis veinti-tantos. Me lo has recordado.
Le conocí en la Escuela de Letras, también a mis veinti-tantos y casualmente, la última vez que hablé con el, fue en el Gran Café…Ya yo tenía treinta y tantos…Gran poeta…
Hubo una época, llegando a los 30, en la que me alejé de los poetas (no de la poesía). Por ello a algunos los dejé de ver a los casi 30. Saludos.
Gracias por esas bellas palabras de despedida para Ramón Querales. Hasta siempre estará en el presente infinito de esta historia larga. Un fuerte abrazo.