Archivo por meses: noviembre 2014

Domingo en la tarde

ángel

Pedro García Lorente: Ángel    

Domingo en la tarde

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Espero la llamada

Desde este ángulo de la sala distingo

tallo largo de palmera

que brisa mueve

péndulo en el cielo

Nadie llama

A la derecha el mar

y un paisaje abrazado de ventana

privilegio delirante

En la habitación, a mano izquierda

despeinadas sábanas y cama

Detrás el eléctrico fogón

cafetera, latas, sal

No me llamas

Procuro llamarme a mi misma

suena el celular

Y no respondo

Domingo en la noche

Hace días no veo calle

hundido mi cuello en la almohada

sueño números

pesadillo pájaros

Esto ya no es nostalgia

Anochece y escucho

desde el balcón

el resuello del mar

siempre pasajero

Esto no es tristeza

La cabalgata que recuerdo me sonora

no es descanso

reposo de fiesta

episodio de nubes

¿Qué será si no es descanso, ni nostalgia, ni tristeza?

Calma Talema

Duerme Valium

Silencio Solo

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© rosa maría ramos chinea

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Onnagata

©Pedro García Lorente: Bailarines

©Pedro García Lorente: Bailarines

Onnagata

________________________©Rosa María Ramos Chinea

Daga tu paraguas

y   filo de cuchillo tu abanico

Rezas el padre nuestro

Danzas tu tango religioso

mientras una mariposa aletea

su único día

sobre la punta de la espada

que la rasguña

Los neptunos emergen de tus mares

y se convierten en los hombres

que desde sus sillas se miran

los unos a los otros

para verse de cerca los demonios

Casi siempre emprendes un andar

de maremoto

Y los ruidos de las bombas te caen

sobre la cabeza que guarda

tu amor y tu arrebato

Una estampida de palomas

sale de tus pies

que levitan negro y levitan rojo

para que la rosa del amor

delire por encima de tu pelo

La luna va saliendo de tu boca

para volver a su cielo creciente

Y tú, Lindsay

eres una mujer que se eleva

con piernas de marea

Y tú, Kemp

sigues siendo el hombre sin suelo

al que tanto le pesan

las piernas de concreto

Millares de estrellas centellean

en tus manos y en tu manto

cuando la máscara implacable

derrama su sangre sobre tu cuello