Tiempo de Queja (1998)

©Pedro García Lorente: A remache puro

©Pedro García Lorente: A remache puro

 

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puerta cruzada a tablas

púdrete sin esmalte que te adorne

puerta cruzada a tablas

madera hinchada y seca

arada a nudo de agujeros

 

hílate al trompo del espacio

y asume a secas

la edad que te anuda a mis infancias

 

veo lunas y trigos

tantos inviernos disueltos en la lluvia

memorias que acuden a tumbos

y  atosigan

 

y de nuevo tú

tiempo en mi tiempo

huella  incrustada en el suelo

muestra tus garras y apártate aún

a puro polvo y lluvia y sol y polvo

 

clausura

puertas y ventanas  cerradas

nunca dejamos entrar  luz

no hay   ruidos ni aromas en nuestro espacio

a solas

ciegos

sordos

sin olfato

esgrimimos esfuerzo de gemido

cruzamos  a patadas las paredes

y  nos quedamos quietos

calculando la extensión de  la ira

sintiendo el latir

de nuestros pies

ya adormecidos

 

queja

alargo la lengua detrás del pico

busco lamer el abdomen herido

voy arrastrando

la cola en mi fatiga

salto unos metros

y estrello

el  peso de mi cuerpo  contra el suelo

 

soy y siempre soy

un pájaro reptil

que tanto escarba un agujero

donde alojar a secas el ronquido

y dejar el riesgo plantado

eternamente

 

adícora

                           a nicasio duno

tiempo de un calor sin costumbre

tiempo  de doblarse en  la arena

gritar  gaviotas por la boca

 

ningún  invierno capaz de obligarnos

sólo noches de brisa y un sol

se rompe a solas

 

llueven los sueños:

los mayores  se arriman a los muros

acomodan  sus recuerdos

en chinchorros de viento

y mecen los cuerpos cálidos

sin otro  pensamiento

que el de un día que termina por otro

y otro hasta la sal

hasta el mar  chuparena

que viene y se va  en las orillas

llevándose un niño esta noche

y devolviendo mañana

otro anciano

 

ciegos

asistimos  a  la puesta en escena

de la  ceguera

cubren  los ojos

llevan nuestros  cuerpos a tientas

y nos hacen pagar por los asientos

el máximo precio  que cobran

nuestros  verdugos

 

pesadilla

mi mano sueña pájaros tremendos

casas de trazo infantil

caballos yertos

mi mano nunca duerme

su hora de descanso

 

noche  

siempre se pone la careta

pretende  enmascarar su locura

ni siquiera la noche polar

se resiste a llevar el  disfraz

y termina por colgar el sol

en su cabeza

la noche se empeña  en hacernos creer

que existe el día

 

daga

crecerme el dolor

raíz adentro

morir de esa  daga

de ese estrépito

de tan insólito rasguño

 

lamento

¿quiénes me miran morir

dándome la espalda si tiemblo

tan viuda de mi misma?

 

día de muerte

                                      a la memoria de mi madre, onelia chinea díaz

hay que clavar  este miércoles al suelo

ha querido   escapar simulado en la noche

habrá  que condenarlo

por toda su miseria

a no morirse jamás

que lleve el sol a cuestas para siempre

                                             

©Rosa María Ramos Chinea

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